Un antes y un después

Como formadora, es siempre una verdadera aventura empezar un curso. ¿Quien aparecerá por la puerta? ¿Qué perfiles profesionales? ¿Qué expectativas van a tener? ¿Habrá cohesión de grupo? ¿Participarán con ilusión a cada una de las dinámicas?


Un antes...


...y un después...

En mi caso, este año en Segovia, he tenido otra vez muchísima suerte, me ha tocado un grupo maravilloso, con mujeres de diferentes nacionalidades, con diferentes aptitudes, con una valentía increíble y admirable, algunas con unas ideas muy claras de lo que quieren, otras con dudas y miedos que les impiden avanzar, y casi todas con muchas ganas de dar lo mejor de ellas en sus próximos puestos de trabajo...

Mi recompensa...ser testigo de la verdadera solidaridad que existe entre las mujeres, en otras palabras, esa maravillosa sororidad.



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